Marc Bauer empezó a pintar en su más tierna infancia (a los 5 años). Tomó los óleos de su hermano mayor y los probó. Su primer cuadro es un bodegón con vino y fruta (1972).
En los años siguientes, la pintura y el dibujo se convirtieron cada vez más en su principal afición.
La cocina y el submarinismo también se convirtieron en sus aficiones favoritas y fomentaron su pasión por la pintura y la escultura desde una edad temprana. ¡No en vano se habla del arte de la cocina!
Marc ha conseguido dar a sus obras una expresión única incluso sin estudiar. En sus esculturas, pero también en parte de sus pinturas, la cera es el «aglutinante» que conecta.
Así es como se crean obras de arte que no sólo encantan a la vista, sino que también evocan sentimientos profundos. Una forma de «involucrarse» que da al espectador una idea de la personalidad del artista y ayuda a comprender pensamientos profundos.



